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miércoles, 21 de febrero de 2024

Participación en el club de lectura La ciencia lee

Ayer martes 20 de febrero, participé en el espacio La Ciencia lee que organiza el Secretariado de Divulgación Científica y Cultural de la US en el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS). La charla estaba centrada en mi libro El arte de nombrar la vida y en ella di algunas pequeñas pinceladas sobre su contenido, contando algunas de las anécdotas descritas en cada capítulo y leyendo algunos fragmentos.


M. Carmen Escámez, responsable de divulgación científica y visitas de CITIUS me contactó hace unas semanas para concretar mi participación y desde ese primer momento todo fueron facilidades. Así que aprovecho este post para agradecerle su buen hacer, profesionalidad y exquisita atención con la que me ha tratado en todo momento. ¡Muchas gracias!


Con todo preparado y tras una mañana muy intensa en mi instituto, a las 16:40 aproximadamente salí de Arahal, para dirigirme a Sevilla, acompañado de mi compañero y amigo Jorge López, que ha sido un agradable socio durante esta aventura. Llegamos al parking dejamos el coche y nos dirigimos a pie hacia el edificio del CICUS en la que era una agradable tarde casi primaveral, a pesar de estar en pleno mes de febrero. Una vez allí nos tomamos un café mientras que los técnicos terminaban de preparar el espacio - que era un bonito patio en un edificio con aspecto de antiguo hospital o convento -.


Poco antes de comenzar pudimos saludar al catedrático de Matemáticas Alberto Márquez, uno de los organizadores del evento, al que también agradezco que haya contado conmigo, así como también pudimos desvirtualizar, conocer y agradecer en persona a M. Carmen Escámez. Así dieron las 18:00 horas y Alberto me hizo una maravillosa presentación que agradezco enormemente. Cuando me dio paso a charlar a mí, lo hice comenzando por explicar de que iba el libro y dar las gracias a muchas de las personas implicadas en su salida al mercado.

Durante el rato que estuve hablando me lo pasé estupendamente y cuanto más veía las caras de entusiasmo y de asombro en algunos casos de los oyentes, más me relajaba y más tranquilo contaba las historias relacionadas con los nombres científicos de los seres vivos. Traté temas estrictamente científicos, hable de la unión de las ciencias y las letras en una sola cultura, de mujeres científicas, de divulgadores, de mitología, de actores, cantantes, grupos musicales, personajes de series, videojuegos y películas e incluso de futbolistas. Al final, pude leer varios párrafos cortitos de diversas partes del libro para rematar una exposición en la que disfruté como un niño pequeño con un juguete nuevo.


Al final de la exposición no hubo preguntas, pero algunos de los asistentes se acercó a hablar conmigo y comentar cuestiones de la charla e incluso otras relacionadas con la biología y con mi labor docente. Hubo un compañero profesor que me agradeció que hace ya más de diez años compartiera la programación con la que yo aprobé mis oposiciones que le sirvió a él para hacer la suya propia y aprobar también. Estas cosas la verdad es que engordan el alma y hacen mucha ilusión cuando te llegan. 

También me saludó la hermana de un ex-compañero del curso pasado de mi instituto, que además es bióloga, y después estuvimos un rato muy agradable charlando M. Carmen, Jorge, Alberto y yo. Así transcurrió el resto de la tarde y aproximadamente sobre las 20:00 h., Jorge y yo nos volvimos hacia Arahal, contentos y con la sensación de haber pasado una tarde estupenda.


De nuevo quiero extender mi agradecimiento una vez más a todos los que han hecho posible que El arte de nombrar la vida esté en las librerías, a todos los lectores, a todas las personas que me han acompañado en el evento de ayer y a todos los que organizan clubs de lectura y eventos culturales de este tipo, que sirven para acercar la ciencia, la cultura y el conocimiento a todo tipo de públicos en un ambiente distendido, relajado y cordial. ¡Mil gracias!

viernes, 9 de febrero de 2024

Participación en el curso del CEP de Alcalá de Guadaíra para el Profesorado en Prácticas. 23-24

El pasado miércoles 7 de febrero volví a participar una vez más en una de las sesiones del curso de formación del profesorado al que me invitó la directora del CEP de Alcalá de Guadaíra, Carmen Poblador, a la que agradezco la oportunidad. 


Tras terminar mi jornada lectiva ese día, mis compañeros docentes en prácticas y yo, nos dirigimos a la Ciudad del Conocimiento, en Dos Hermanas, donde tendría lugar el evento. Mi intervención sería en último lugar, aproximadamente sobre las 19:00, pero decidí irme con ellos para estar allí a las 16:30 horas, cuando se iniciaba la jornada, para ponerme en contexto y hacerlo lo mejor posible, ya que la presión ante cualquier charla de este tipo siempre es muy grande. Cuando te toca exponer delante de tantos compañeros profesores tienes que dar lo mejor de ti mismo, o al menos es lo que pienso yo. Creo que es simplemente una cuestión de respeto a la profesión y a las personas.


También a mí entender, el profesorado en prácticas tiene todo el mérito del mundo, ya que tienen que asistir a jornadas tan largas como estas, tras haber estado toda la mañana dando el do de pecho en sus respectivos institutos. Y no solo atendiendo a las clases, sino a los requerimientos documentales que tienen por parte de la inspección, que en algunos casos son mas, y en otros menos, pero que no son moco de pavo. Después del esfuerzo que requiere aprobar la oposición, por la que pasaron el pasado verano, ahora tienen que seguir entregando más papeleo y rindiendo cuentas al servicio de inspección, y todo ello sin desatender sus clases, y por supuesto sacando tiempo de donde no lo hay.  Por ello, cuando llego mi turno quise agradecer la presencia de tantos compañeros allí, a pesar de la hora, y por supuesto los felicité por haber logrado superar el concurso-oposición.


Las dos ponentes anteriores a mí hablaron de cuestiones muy interesantes, como son la nueva instrucción para fomentar la lectura en los centros y el trabajo cooperativo. Se notaba que ambas controlaban y sabían un montón de sus respectivas cuestiones y supongo que los asistentes pudieron tomar buena nota de cuestiones que les servirán en su futuro docente. El contenido de las charlas era magnífico, pero no entraré en detalles de los formatos de cada una de ellas o del estilo de las ponentes. Sobre gustos, no hay nada escrito.


Así que dieron las 19:00 y llegó mi turno, subí al escenario y Carmen me presentó, así que cogí el micrófono y comencé a hablar. Mi charla se llamó Motivación en las aulas. Ejemplos prácticos. En ella auné la divulgación científica con la motivación, que era el tema central sobre el que me habían dicho que tenía que hablar. Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, hablé de series de TV, videojuegos, películas, libros y un montón de personajes muy motivadores. Fueron casi 200 diapositivas en unos 45 minutos aproximadamente, ya que no quería demorarme mucho tiempo sobre el escenario.


Como en otras ocasiones, reconozco que me lo pasé en grande sobre ese escenario, y ver las caras de satisfacción, las risas, y a los compañeros profesores asintiendo mientras yo hablaba, me hizo saber que había captado su atención, que lo que estaba contando les estaba gustando y que lo que intentaba transmitirles les estaba llegando. El aplauso que recibí al final de mi exposición, termino de corroborar lo que pensaba. 


Tras terminar cerramos el acto y muchos de los compañeros esperaron a poder acercarse a mí para saludarme o felicitarme por mi exposición, gesto que le agradecí a cada uno de ellos personalmente. Tras todo esto me despedía de Carmen y de José Ramón, asesor del CEP con el que había contactado días anteriores para las cuestiones técnicas, y me fui en busca de mis compañeros, Raquel, Ana y Sergio, que me dijeron muchas cosas bonitas hacia mi persona - ¡Muchas gracias! -. También tuve palabras con compañeros de otros centros como Isabel, Ana, Rosa, Sergio... a los cuales también les doy las gracias por compartir ese ratillo conmigo.


Después nos volvimos en mi coche y pude disfrutar de una agradable charla en el camino de vuelta a casa, y cuando llegamos a Arahal, mis compañeros me invitaron a una cerveza, que fue el genial remate de un día fantástico. ¡Seguimos sumando experiencias!


¡MUCHAS GRACIAS!