KIRIKÚ: EL PEQUEÑO GRAN HÉROE AFRICANO

Hoy he visto la película Kirikú y las bestias salvajes, la segunda parte de Kirikú y la bruja, y tengo que reconocer que tanto la primera como la segunda han sido una gran sorpresa, puesto que en la aparente sencillez de sus dibujos se esconden dos grandes películas que pueden ser vistas como un todo que completa el increible y preciosista universo de nuestro pequeño héroe Kirikú.
La primera película te sorprende desde el principio y capta rápidamente la atención del espectador, sea de la edad que sea, con el autoalumbramiento de Kirikú, o con las rápidas carreras del pequeño (lo que se reía María, mi sobrina, cada vez que Kirikú echaba a correr). Llama mucho la atención también la curiosidad, la perseverancia, la bondad y la inteligencia del personaje, que no deja de sorprender y salvar a todos los miembros de su diezmado poblado, del que han desaparecido los hombres. Así, viendo la película podemos empaparnos tanto de los múltiples valores positivos que representa Kirikú como de los muchos aspectos de la cultura africana que nos muestra la película.
La segunda parte no sorprende tanto, pero sirve para completar algunas historias que no se contaron en la primera y nos muestra una gran cantidad de bellos paisajes y entornos salvajes, como el jardín secreto y el Kilimanjaro, que nuestro héroe observa mientras que viaja encima de la jirafa.
A lo largo de las dos películas son constantes los mensajes de respeto al medio ambiente y a los animales (basta escuchar a Kirikú cuando tirá un panal de abejas de un árbol), además de concienciarnos de la realidad africana en la cuestión de aprovechamiento del agua y los recursos.
Sin pretender aquí hacer una crítica, simplemente deciros que son dos películas que se complementan mutuamente contando una historia completa bastante didáctica, alegre, positiva, tierna, realista y fantástica, que se puede disfrutar a cualquier edad y en cualquier momento y que Macarena, María y yo recomendamos a todos.