El pasado jueves 28 de septiembre tuvo lugar otra de las noches más bonitas que llevo pasadas desde que ha salido mi libro al mercado. El arte de nombrar la vida no deja de darme alegrías. Y es que aproximadamente sobre las 20:30 horas de dicho día, en una tarde-noche prácticamente veraniega a pesar de ser finales de septiembre, hicimos una presentación en la librería La Ahucema, @lAhucema, un maravilloso lugar de libros y encuentros en el Viso del Alcor, Sevilla, regentada por mi amiga y compañera Maribel Flores.
La noche fue fantástica, maravillosa, estupenda y podría seguir poniendo aquí adjetivos del mismo tipo y la compañía inmejorable. Partiendo de que fui hasta el Viso acompañado por mi media naranja, por Macarena, que también compartió conmigo ese mágico momento y terminando porque la inmensa mayoría de los que me acompañaron eran amigos y compañeros muy queridos, la noche se presentaba muy bien, así que mejor no pude estar.
La presentación fue tipo entrevista y Maribel condujo estupendamente la conversación por derroteros muy agradables y la charla fue cercana, pausada y enriquecedora, habiendo intervenciones de los asistentes cuando procedía, lo que enriqueció aún más el diálogo. Y a pesar de que empecé muy nervioso, no sé si por la responsabilidad de hablar ante tantos buenos y queridos compañeros y amigos, después me relajé y todo fluyó perfectamente.
Hablamos del contenido de mi libro, por supuesto, pero también del proceso creativo tras él, de la editorial, de lo bien que me han tratado y me cuidan en Almuzara, de la gestación del título y la portada, de las imágenes y de las infinitas referencias culturales que podemos encontrar en su interior. Creo que transmití bien lo mucho que me gusta la biología y lo bonita que puede llegar a ser y cómo esta impregna prácticamente todas las facetas de nuestra vida.
Se pasó el tiempo volando, y tras un turno de preguntas y aportaciones, terminamos y pude firmar los ejemplares a muchos de los asistentes, tras lo cual nos dispusimos a irnos a cenar todos juntos, para poder seguir hablando de lo divino y de lo humano.
Terminamos en el restaurante El Convento, donde la noche se alargó a pesar de ser jueves y tener que trabajar todos al día siguiente, pero mereció totalmente la pena cada uno de los minutos que pasamos en tan buena compañía.
Desde aquí quiero dar las gracias a Macarena, Maribel, Cristina, David, Gloria, Jairo, Rafa, Raquel, Juana Mari, Cayetano, Manu, Parri, María José y Wence, Gracia Elena, Eli, Ana, Carlota, Reichel, Miguel Ángel y su chica, Mari Carmen, Minerva, Emilio... Allí comimos, charlamos, firmamos - yo a ellos y ellos a mí - e incluso pillé algún regalo, aunque claramente el mejor presente fue llevarme una experiencia tan gratificante como aquella que atesoraré para siempre en mi corazón. ¡Muchas gracias a Maribel y a La Ahucema por todo lo bueno que aporta al mundo y que he podido compartir allí, y por supuesto muchas gracias a todos por acompañarme en un día tan importante!
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