El pasado miércoles 7 de febrero volví a participar una vez más en una de las sesiones del curso de formación del profesorado al que me invitó la directora del CEP de Alcalá de Guadaíra, Carmen Poblador, a la que agradezco la oportunidad.
Tras terminar mi jornada lectiva ese día, mis compañeros docentes en prácticas y yo, nos dirigimos a la Ciudad del Conocimiento, en Dos Hermanas, donde tendría lugar el evento. Mi intervención sería en último lugar, aproximadamente sobre las 19:00, pero decidí irme con ellos para estar allí a las 16:30 horas, cuando se iniciaba la jornada, para ponerme en contexto y hacerlo lo mejor posible, ya que la presión ante cualquier charla de este tipo siempre es muy grande. Cuando te toca exponer delante de tantos compañeros profesores tienes que dar lo mejor de ti mismo, o al menos es lo que pienso yo. Creo que es simplemente una cuestión de respeto a la profesión y a las personas.
También a mí entender, el profesorado en prácticas tiene todo el mérito del mundo, ya que tienen que asistir a jornadas tan largas como estas, tras haber estado toda la mañana dando el do de pecho en sus respectivos institutos. Y no solo atendiendo a las clases, sino a los requerimientos documentales que tienen por parte de la inspección, que en algunos casos son mas, y en otros menos, pero que no son moco de pavo. Después del esfuerzo que requiere aprobar la oposición, por la que pasaron el pasado verano, ahora tienen que seguir entregando más papeleo y rindiendo cuentas al servicio de inspección, y todo ello sin desatender sus clases, y por supuesto sacando tiempo de donde no lo hay. Por ello, cuando llego mi turno quise agradecer la presencia de tantos compañeros allí, a pesar de la hora, y por supuesto los felicité por haber logrado superar el concurso-oposición.
Las dos ponentes anteriores a mí hablaron de cuestiones muy interesantes, como son la nueva instrucción para fomentar la lectura en los centros y el trabajo cooperativo. Se notaba que ambas controlaban y sabían un montón de sus respectivas cuestiones y supongo que los asistentes pudieron tomar buena nota de cuestiones que les servirán en su futuro docente. El contenido de las charlas era magnífico, pero no entraré en detalles de los formatos de cada una de ellas o del estilo de las ponentes. Sobre gustos, no hay nada escrito.
Así que dieron las 19:00 y llegó mi turno, subí al escenario y Carmen me presentó, así que cogí el micrófono y comencé a hablar. Mi charla se llamó Motivación en las aulas. Ejemplos prácticos. En ella auné la divulgación científica con la motivación, que era el tema central sobre el que me habían dicho que tenía que hablar. Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, hablé de series de TV, videojuegos, películas, libros y un montón de personajes muy motivadores. Fueron casi 200 diapositivas en unos 45 minutos aproximadamente, ya que no quería demorarme mucho tiempo sobre el escenario.
Como en otras ocasiones, reconozco que me lo pasé en grande sobre ese escenario, y ver las caras de satisfacción, las risas, y a los compañeros profesores asintiendo mientras yo hablaba, me hizo saber que había captado su atención, que lo que estaba contando les estaba gustando y que lo que intentaba transmitirles les estaba llegando. El aplauso que recibí al final de mi exposición, termino de corroborar lo que pensaba.
Tras terminar cerramos el acto y muchos de los compañeros esperaron a poder acercarse a mí para saludarme o felicitarme por mi exposición, gesto que le agradecí a cada uno de ellos personalmente. Tras todo esto me despedía de Carmen y de José Ramón, asesor del CEP con el que había contactado días anteriores para las cuestiones técnicas, y me fui en busca de mis compañeros, Raquel, Ana y Sergio, que me dijeron muchas cosas bonitas hacia mi persona - ¡Muchas gracias! -. También tuve palabras con compañeros de otros centros como Isabel, Ana, Rosa, Sergio... a los cuales también les doy las gracias por compartir ese ratillo conmigo.
Después nos volvimos en mi coche y pude disfrutar de una agradable charla en el camino de vuelta a casa, y cuando llegamos a Arahal, mis compañeros me invitaron a una cerveza, que fue el genial remate de un día fantástico. ¡Seguimos sumando experiencias!
¡MUCHAS GRACIAS!
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