Desde que pedí el libro Un leopardo en el jardín, del biólogo Álvaro Luna, estaba deseando empezarlo porque tenía grandes expectativas sobre él, y pensaba que podría ser interesante, pero tras leerlo, puedo confirmar que el libro es excelente y aborda una temática, que a pesar de su cercanía, no creo que se haya tratado mucho en libros de divulgación: la ecología urbana. Cada capítulo se dedica a descubrir una o varias especies de las que viven junto a nosotros, en nuestros pueblos y ciudades. Y digo bien al hablar de descubrir, porque el libro invita a descubrir, o redescubrir, a esos seres que nos acompañan visibles o no, en nuestro quehacer diario.
A Álvaro Luna Fernández, que no es pariente a pesar de que compartimos nuestro segundo apellido, lo conozco virtualmente desde hace tiempo, pero aún no hemos tenido el placer de desvirtualizarnos. Aún así sé de su buen hacer como biólogo, y sigo en sus redes sus viajes, sus observaciones de la naturaleza y sus espectaculares fotografías, con las que documenta estas experiencias. Lo que desconocía de este onubense tan apañado era su faceta de escritor, así que en cuanto me enteré de que publicaba Un leopardo en el jardín, no dudé en pedirlo vía Internet para tenerlo en casa, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de leerlo. Este libro cuyo subtítulo es La ciudad: un nuevo ecosistema, se engloba en una colección de la editorial Tundra de Ensayos sobre Biología y Conservación.
El primer bloque se titula ¿Quién, dónde, cómo, cuándo? y en el capítulo uno titulado Del campo a la ciudad nos traslada a Argentina y nos habla de ratoncitos y lechucitas. El número dos se llama Una aldea irreductible y los anfibios urbanos son sus protagonistas. Luces, sonido y acción es el capítulo tres, nos habla de contaminación sonora y aves, y entre sus páginas Álvaro habla de Sevilla (se nota que estudió en la facultad de Biología de la Universidad de Sevilla, en Reina Mercedes, donde también lo hice yo), que al igual que otras zonas de Andalucía son mencionadas por el autor en varias partes del libro. El capítulo 4 es el último de este bloque y se titula Regalos botánicos en la ciudad, y habla de plantas que deberían y no deberían estar donde están y sus consecuencias para los humanos.
El bloque II se llama Nuestros nuevos vecinos, y comienza con En busca de la felicidad. Referencias a películas de los 80 nos llevan a animales liberados en medios en los que no deben estar, con los galápagos exóticos como principal ejemplo. El siguiente episodio es La invasión verde y una frase de Darwin introduce la pesadilla en la que se han convertido las verdes cotorras de Kramer en muchas de nuestras ciudades. Continúa con Expansión silenciosa (o casi), en el que se habla de otras aves, las tórtolas turcas, que ha ido apareciendo de forma mucho más silenciosa que las anteriores protagonistas, y también vienen para quedarse. El siguiente título es muy esclarecedor y cuando leemos, casi todos sabemos que se está refiriendo al picudo rojo, un coleóptero plaga de las palmeras, del que se ha hablado mucho en los últimos tiempos en los medios de comunicación.
El siguiente bloque, el número III, lleva el título de Ciudad, humanos y conservación, y comienza con Lo común, una dedicatoria muy merecida a los gorriones, esas aves que siempre están junto a nosotros y de las que pasamos tanto que nos olvidamos de ellas y de su importancia. Me encantó este capítulo en particular, pero es que tengo que reconocer que siento debilidad por los gorriones. Además casi terminando dicha parte me encontré con la sorpresa de que Álvaro me nombra a mí, y a mi blog, cuando habla del llamado Efecto Pokémon. ¡Muchas gracias por la mención compañero!
El siguiente capítulo tiene un título extraño, Contrastes en Alexander Stream, pero es que nos traslada a un curso de agua en Israel, donde coexisten humanos y animales, lo que el autor aprovecha para hacernos reflexionar sobre como puede ser esa convivencia. En Refugios urbanos se nos presenta la ciudad como un nuevo ecosistema en el que muchas especies han aprendido a aprovechar los rincones más insospechados para conformar su hábitat. Y de aquí nos vamos a Maltrato entre similares para hablar del conflicto entre los humanos y nuestros primos los conocidos monos de Gibraltar. El siguiente se llama El monstruo de la basura y plantea el problema de la enorme cantidad de residuos que generamos y como los vertederos son aprovechados por gaviotas y otros animales. Cuentos de nidos, cigarros y basura es otro capítulo muy interesante, que muestra como algunos animales pueden usar nuestros residuos en su propio beneficio, en este caso centrándose en los nidos de algunas especies de aves. Termina con el capítulo que le da título al libro, Un leopardo en el jardín, hablando de la convivencia de los leopardos y otros felinos con nuestra especie, en lugares como La India.
El cuarto y último bloque se llama Nuestro hogar, y nos traslada precisamente a nuestras casas para hablarnos de algunos de los animales que conviven codo con codo con nosotros en nuestros hogares. El primer capítulo de este bloque es Un fósil (viviente) en casa y se dedica a uno de esos grandes desconocidos que mueren aplastados por un pisotón cuando tienen la mala suerte de cruzarse delante de alguna persona que lo eliminará después de gritar ¡Un bicho! Los protagonistas son los pececillos de plata, unos insectos inofensivos y muy primitivos que son una verdadera joya de la evolución. Quítame ese lagarto del techo es otro capítulo entrañable dedicado a otro animal maravilloso, las salamanquesas que se pasean por nuestras paredes en las noches cálidas de verano. El confesionario habla de uno de los animales que más repulsa nos causa, las cucarachas, haciendo hincapié en que existen diversas especies que han ido sustituyéndose unas a otras en nuestros hogares en una sucesión ecológica propiciada por la gran cantidad de recursos de los que pueden sacar provecho estos animales. Entre la bondad y la amabilidad trata sobre la conveniencia o no de alimentar a ciertas especies de animales. Termina con La verdad sobre perros y gatos, hablando como no podía ser de otra manera de nuestras mascotas, que irremediablemente son los animales más cercanos a las personas con las que conviven.
He querido hacer un repaso por los cuatro bloques de contenidos y por cada uno de sus capítulos sin entrar a contar con detalle todo lo que en ellos se cuentan, y simplemente he querido poner unas pinceladas que llamen la atención sobre ellos. Los títulos de por sí ya captarán la atención de los lectores, pero así además podemos saber de qué se habla mas o menos en cada capítulo.
Mi valoración del libro es muy positiva y me ha resultado una muy buena lectura, muy bien contada, explicada y por supuesto documentada. Álvaro ha hecho una gran labor de creación de ensayos sobre ecología, conservación y biodiversidad, aprovechando para ello sus viajes, sus propias experiencias personales y su visión de los sitios cercanos, así como sus conocimientos biológicos y sobre ecología. Tras la lectura de su obra, creo que mucha gente mirará a su alrededor, a su casa, a su pueblo o su ciudad y la gran cantidad de seres vivos que nos rodean con otros ojos; unos ojos curiosos y una mente de niño, como el que descubre por primera vez lo fascinante que pueden resultar incluso los animales más cercanos. Sin duda, otra recomendación para este verano.
A Álvaro Luna Fernández, que no es pariente a pesar de que compartimos nuestro segundo apellido, lo conozco virtualmente desde hace tiempo, pero aún no hemos tenido el placer de desvirtualizarnos. Aún así sé de su buen hacer como biólogo, y sigo en sus redes sus viajes, sus observaciones de la naturaleza y sus espectaculares fotografías, con las que documenta estas experiencias. Lo que desconocía de este onubense tan apañado era su faceta de escritor, así que en cuanto me enteré de que publicaba Un leopardo en el jardín, no dudé en pedirlo vía Internet para tenerlo en casa, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de leerlo. Este libro cuyo subtítulo es La ciudad: un nuevo ecosistema, se engloba en una colección de la editorial Tundra de Ensayos sobre Biología y Conservación.
El primer bloque se titula ¿Quién, dónde, cómo, cuándo? y en el capítulo uno titulado Del campo a la ciudad nos traslada a Argentina y nos habla de ratoncitos y lechucitas. El número dos se llama Una aldea irreductible y los anfibios urbanos son sus protagonistas. Luces, sonido y acción es el capítulo tres, nos habla de contaminación sonora y aves, y entre sus páginas Álvaro habla de Sevilla (se nota que estudió en la facultad de Biología de la Universidad de Sevilla, en Reina Mercedes, donde también lo hice yo), que al igual que otras zonas de Andalucía son mencionadas por el autor en varias partes del libro. El capítulo 4 es el último de este bloque y se titula Regalos botánicos en la ciudad, y habla de plantas que deberían y no deberían estar donde están y sus consecuencias para los humanos.
El bloque II se llama Nuestros nuevos vecinos, y comienza con En busca de la felicidad. Referencias a películas de los 80 nos llevan a animales liberados en medios en los que no deben estar, con los galápagos exóticos como principal ejemplo. El siguiente episodio es La invasión verde y una frase de Darwin introduce la pesadilla en la que se han convertido las verdes cotorras de Kramer en muchas de nuestras ciudades. Continúa con Expansión silenciosa (o casi), en el que se habla de otras aves, las tórtolas turcas, que ha ido apareciendo de forma mucho más silenciosa que las anteriores protagonistas, y también vienen para quedarse. El siguiente título es muy esclarecedor y cuando leemos, casi todos sabemos que se está refiriendo al picudo rojo, un coleóptero plaga de las palmeras, del que se ha hablado mucho en los últimos tiempos en los medios de comunicación.
El siguiente bloque, el número III, lleva el título de Ciudad, humanos y conservación, y comienza con Lo común, una dedicatoria muy merecida a los gorriones, esas aves que siempre están junto a nosotros y de las que pasamos tanto que nos olvidamos de ellas y de su importancia. Me encantó este capítulo en particular, pero es que tengo que reconocer que siento debilidad por los gorriones. Además casi terminando dicha parte me encontré con la sorpresa de que Álvaro me nombra a mí, y a mi blog, cuando habla del llamado Efecto Pokémon. ¡Muchas gracias por la mención compañero!
El cuarto y último bloque se llama Nuestro hogar, y nos traslada precisamente a nuestras casas para hablarnos de algunos de los animales que conviven codo con codo con nosotros en nuestros hogares. El primer capítulo de este bloque es Un fósil (viviente) en casa y se dedica a uno de esos grandes desconocidos que mueren aplastados por un pisotón cuando tienen la mala suerte de cruzarse delante de alguna persona que lo eliminará después de gritar ¡Un bicho! Los protagonistas son los pececillos de plata, unos insectos inofensivos y muy primitivos que son una verdadera joya de la evolución. Quítame ese lagarto del techo es otro capítulo entrañable dedicado a otro animal maravilloso, las salamanquesas que se pasean por nuestras paredes en las noches cálidas de verano. El confesionario habla de uno de los animales que más repulsa nos causa, las cucarachas, haciendo hincapié en que existen diversas especies que han ido sustituyéndose unas a otras en nuestros hogares en una sucesión ecológica propiciada por la gran cantidad de recursos de los que pueden sacar provecho estos animales. Entre la bondad y la amabilidad trata sobre la conveniencia o no de alimentar a ciertas especies de animales. Termina con La verdad sobre perros y gatos, hablando como no podía ser de otra manera de nuestras mascotas, que irremediablemente son los animales más cercanos a las personas con las que conviven.
He querido hacer un repaso por los cuatro bloques de contenidos y por cada uno de sus capítulos sin entrar a contar con detalle todo lo que en ellos se cuentan, y simplemente he querido poner unas pinceladas que llamen la atención sobre ellos. Los títulos de por sí ya captarán la atención de los lectores, pero así además podemos saber de qué se habla mas o menos en cada capítulo.
Mi valoración del libro es muy positiva y me ha resultado una muy buena lectura, muy bien contada, explicada y por supuesto documentada. Álvaro ha hecho una gran labor de creación de ensayos sobre ecología, conservación y biodiversidad, aprovechando para ello sus viajes, sus propias experiencias personales y su visión de los sitios cercanos, así como sus conocimientos biológicos y sobre ecología. Tras la lectura de su obra, creo que mucha gente mirará a su alrededor, a su casa, a su pueblo o su ciudad y la gran cantidad de seres vivos que nos rodean con otros ojos; unos ojos curiosos y una mente de niño, como el que descubre por primera vez lo fascinante que pueden resultar incluso los animales más cercanos. Sin duda, otra recomendación para este verano.
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