lunes, 14 de noviembre de 2016

Ten Shin Han, el tuátara

¿Quién no recuerda la mítica serie Dragon Ball y a sus entrañables personajes? Son Gokuh, Vegeta, Bulma, Krilin... son personajes que nos han acompañado en nuestra infancia y juventud a muchas generaciones de niños y niñas, entre los que me incluyo, que encontramos en estos dibujos animados su primer contacto con el anime japonés. Muchos de nosotros hemos querido alguna vez lanzar un kamehamehá o transformarnos en supersaiyans, con nulo resultado por supuesto, pero disfrutábamos mucho viendo esta serie y comentándola después con nuestros amigos. Teniendo en cuenta todo esto, mi intención es usar la serie para hablar de Ciencia y de Biología en varios posts, y para empezar lo haremos con uno de los personajes, que a pesar de haberse olvidado al final de la serie, sigue siendo uno de los más queridos y recordados por los fans, además de uno de los más misteriosos. Se trata de Ten Shin Han. Pero... ¿a qué viene el título del post? ¿Qué quiere decir eso de Ten Shin Han, el tuátara? Lo descubriremos aquí, así que si tenéis curiosidad, continuad leyendo tras el salto.

Ten Shin Han. Fuente



Ten Shin Han es un personaje ficticio del universo Dragon Ball, que acompaña a Son Gokuh y los demás protagonistas casi desde el principio de la historia. La principal característica de Ten Shin Han, que lo distingue de otros personajes humanos de esta mítica serie de anime japonés, es que tiene tres ojos, estando situado el tercero de ellos en su frente, entre los otros dos, del mismo modo que los cíclopes de las leyendas mitológicas. De hecho el tema de sus tres ojos ha sido siempre polémico y controvertido entres los fans de la serie: A pesar de que haya alguna leyenda urbana entre los seguidores de Dragon Ball que dicen que Ten Shin Han no es humano, sino que pertenece a una especie de extraterrestre, esto nunca ha sido confirmado por ninguno de los responsables de la serie, por lo que este tercer ojo, se debe simplemente a que su aspecto está basado en el de una especie de monje budista, y por tanto representa el tercer ojo energético, que es un concepto muy típico y presente en el budismo y en ciertas culturas orientales. Para acabar con esta polémica, fue el propio Akira Toriyama, creador de la serie, quien confirmó la existencia de una especie de seres extraterrestres en el universo Dragon Ball, llamados tríclopes, y cuyo aspecto recuerda al de Ten Shin Han. Según el propio Toriyama, Ten sería humano, aunque cabría la posibilidad de que descendiera de estos seres que en el pasado convivieron con los humanos en la Tierra. Es una buena explicación para que, a pesar de ser humano, Ten Shin Han hubiera heredado de sus ancestros no-humanos su tercer y extraño ojo. Precisamente de la existencia de un tercer ojo en algunas especies animales, hablaremos hoy en este post, usando como excusa a este guerrero Z.

Los tres ojos de Ten Shin Han. Fuente

Los tuátaras son unos reptiles muy primitivos, de aspecto parecido a las iguanas, endémicos de Nueva Zelanda y algunas de las islas cercanas, aunque no están directamente emparentados con éstas. Actualmente se conocen dos especies, pertenecientes ambas al género Sphenodon. El nombre de estos reptiles, tuátara, proviene del lenguaje maorí, y significa espalda espinosa, en clara referencia a las espinas de su cabeza y espalda.  Hablando de nombres, como curiosidad podemos decir que como en muchos otros nombres del universo Dragon Ball, Ten Shin Han debe el suyo a algún tipo de alimento o comida. En concreto su nombre proviene del arroz de Tianjin, un tipo de plato que tiene como base el arroz cocido.

Tuátara. Fuente

Ya hemos dicho que no son estrictamente lagartos, sino que pertenecen al orden de los esfenodontos o rincocéfalos, que es específico para las tres especies que lo componen. Este término, rincocéfalo, significa cabeza de pico, en referencia a la forma de su cráneo, que difiere de la de los verdaderos lagartos o lacértidos.

Cladograma donde se representan los distintos tipos de reptiles. En verde, los tuátaras. Fuente


Cráneo de un tuátara. Fuente

En cuanto a las características de este grupo que primero llaman la atención, se encuentran las placas espinosas de la parte posterior y de la cola, que se asemejan más a las de un cocodrilo que a las de los lacértidos. Viendo la cola de los tuátaras, y salvando el tamaño, su aspecto es totalmente cocodriliano. Con los lagartos comparten la capacidad de desprenderse de su cola cuando son capturados por un depredador, mediante el fenómeno de la autotomía, pudiendo regenerarla posteriormente. Ten Shin Han también comparte con los tuátaras esta capacidad de crear nuevos mienbros, puesto que a veces usaba en sus peleas la técnica llamada Shiyōken, que consistía en hacer crecer dos brazos adicionales en la espalda, menos fuertes que los principales, pero totalmente funcionales. No era raro ver a Ten Shin Han en Dragon Ball con cuatro brazos, al igual que no es raro ver lagartijas, lagartos o tuátaras con dos, tres, cuatro o más colas, producto de la regeneración completa de este apéndice tras sufrir una herida sin amputación.

1. Tuátara tras perder la cola. Fuente. 2. Ten Shin Han con sus cuatro brazos. Fuente.
3. Tuátara con dos colas. Fuente

Ten Shin Han tiene apariencia de hombre alto y musculoso, con 1,87 cm de estatura y 75 kg de peso, y en su frente destaca su tercer ojo, puesto que no tiene pelo para taparlo o disimularlo. Fuera de polémicas sobre su origen, este personaje es considerado como el ser humano más fuerte dentro del universo Dragon Ball, seguido muy de cerca por Krilin, y como casi todos los amigos de Son Gokuh, sus inicios en la serie fueron como villano, al que el héroe tuvo que enfrentarse, y que se unió a él tras la aparición de un malvado aún más poderoso. Los lagartos tuátaras miden unos 70 cm de longitud y su alimentación es carnívora, predominando los insectos y otros artrópodos en su dieta, aunque los huevos, las crías de aves y otros reptiles, también son habituales en su comida. No es extraño el canibalismo en estos reptiles, por lo que las crías se cuidan mucho de encontrarse con adultos de mayor tamaño que pueden ver en ellas un festín. Ten Shin Han, en su juventud también tuvo problemas con sus adultos, puesto que tuvo que enfrentarse tanto con su maestro, como con el hermano de éste, el malvado Tao Pai-Pai.

Comparación de tamaño entre Ten Shin Han y un tuátara. Modificado de aquí y aquí

Un tuátara mordiendo a otro. Fuente

Tao Pai-Pai, en su forma ciborg, Vs Ten Shin Han. Fuente

Las dos especies actuales de tuátaras y la extinta conocida por los fósiles hallados, tienen parientes cercanos que existieron hace unos 200 millones de años, es decir, en la misma época en la que existían ya los dinosaurios. Por este motivo, y por el hecho de quedar sus poblaciones reducidas a Nueva Zelanda y sus alrededores, se le suele llamar a estos lagartos, fósiles vivientes, siendo los reptiles diápsidos más antiguos que existen en la actualidad. El personaje de Ten Shin Han, también es uno de los más antiguos en formar parte del grupo de Son Gokuh, habiendo aparecido por primera vez en el episodio 82 de un total de 340 mas o menos, entre Dragon Ball y Dragon Ball Z. En esta primera aparición ya se muestra a Ten Shin Han como un personaje solitario, de pocos amigos, aunque siempre está acompañado del pequeño Chaoz. Posteriormente ambos se presentan como discípulos del Maestro Cuervo, rival del Maestro Mutenroshi, con quien entrenaban Son Gokuh, Krilin y Yamcha. Los tuátaras son también animales solitarios que defienden sus territorios y madrigueras peleando por ellos si hace falta.

Los inicios de la amistad entre Ten Shin Han y Gokuh no fueron fáciles. Fuente

Entre las características que los esfenodóntidos han conservado sin modificar durante mas de 200 millones de años, se encuentran dos fosas temporales completas en el cráneo, costillas uncinadas y vértebras de tipo anfícelo con intercentros (típica de peces y anfibios, pero no de reptiles), además de la carencia de un órgano copulador, con el que cuentan otros reptiles más evolucionados.

Algunas características de los tuátaras. Fuente
Representación esquemática de las características de un tuátara. Fuente

La otra característica primitiva, y por la que he escrito este post y vosotros lo estáis leyendo, es la existencia del tercer ojo, que es un ojo pineal u ojo parietal muy bien desarrollado. El orificio pineal estaba muy bien definido en los primeros reptiles diápsidos, habiendo quedado reducidas las estructuras de dicho tercer ojo en los descendientes de éstos, los mamíferos como nosotros, a la pequeña glándula pineal, de entre 5 y 8 mm. Este órgano también llamado cuerpo pineal o epífisis, es una pequeña glándula endocrina que se encuentra en el encéfalo de los vertebrados, entre los dos hemisferios cerebrales, en el surco donde las dos mitades del tálamo se unen. Su función principal es producir melatonina, una hormona que controla los patrones del sueño, los ritmos circadianos y los ritmos estacionales. El nombre de glándula pineal proviene de que su forma es parecida a la de los conos de los pino.

Glándula pineal humana. Fuente

Evolutivamente hablando, la glándula pineal representa un tipo de fotorreceptor atrofiado en el epitálamo de la mayoría de vertebrados, de la misma manera que el ojo pineal o parietal de los tuátaras es un órgano vestigial fotorreceptor un poco más desarrollado y más externo. Las células de este ojo, y de la glándula pineal son los pinealocitos, unas células con un gran parecido a las células fotorreceptoras del ojo. Se piensa que estas células pineales de los vertebrados tienen un ancestro evolutivo común con las células de la retina. De hecho, las estructuras en el ojo pineal de los tuatáras son análogos a la córnea, el diafragma y la retina. En los vertebrados que han perdido el ojo parietal, como la mayoría de reptiles, aves y mamíferos, el llamado saco pineal de este tercer ojo es el que se ha conservado y se ha condensado en forma de glándula pineal.

1. Localización del ojo pineal de un tuátara. Fuente. 2. Estructura del ojo pineal de un tuátara. Fuente
3. Tercer ojo visible solo en las crías de tuátara. Fuente. 4. Detalle del ojo pineal de un tuátara. Fuente

La exposición a la luz en los animales vertebrados puede provocar una reacción en cadena de acontecimientos enzimáticos dentro de la glándula pineal que regula los ritmos circadianos, que son son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo aproximado de 24 horas, y que responden principalmente a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo. En los tuátaras la luz llega directamente al ojo pineal, mientras que en el resto de vertebrados que carecen de él, las señales lumínicas necesarias para establecer los ritmos circadianos se envían desde el ojo, a través del sistema retinohipotalámico, hasta el núcleo supraquiasmático y la glándula pineal. Curiosamente y relacionado con este tema de la luz solar y el tercer ojo de los tuátaras, nuestro personaje de Dragon Ball, Ten Shin Han, usaba en sus batallas otra técnica llamada Taiyōken, o Golpe de Sol, Bengala Solar o Puño Solar, que consistía en poner sus manos abiertas con las palmas hacia atrás, a ambos lados de la cabeza, abriendo mucho sus tres ojos y liberando una gran cantidad de energía lumínica que cegaba a sus enemigos. Esta técnica era tan efectiva que después fue copiada y usada por otros personajes como Krilin, Son Gokuh o Célula. Asociado al tercer ojo, Ten Shin Han también usa la técnica del Ojo Láser o Vista láser, con la que lanza un rayo energético a sus oponentes. En cuanto a sus ojos pares, los puede usar en combinación con su tercer ojo, para moverlos de forma independiente y poder seguir los movimientos rápidos de sus oponentes, lo que le aporta una gran ventaja para defenderse y pasar al ataque. De la misma manera, los tuátaras pueden enfocar de forma independiente con sus ojos pares, que están especializados con una retina doble que células visuales tanto para visión diurna y nocturna. Cuentan también con un tapetum lucidum que refleja en la retina para mejorar la visión en la oscuridad y que está presente en muchos vertebrados de vida nocturna. Otra característica de sus ojos pares es que cuentan con una membrana nictitante o tercer párpado.

Ten Shin Han haciendo el Taiyōken. Fuente
Los movimientos independientes de los ojos de Ten Shin Han. Fuente

Los tuátaras tienen hábitos nocturnos, es decir prefieren tener su máxima actividad vital de noche, mientras que por el día descansan normalmente al sol, por ser animales poiquilotermos. Estos animales aguantan muy bien las temperaturas suaves de las noches de la zona donde habitan, y cuando ésta baja de 5º C, pueden sobrevivir hibernando. La temperatura óptima a la que se mueven va desde 16 hasta 21º C. Por el día empiezan a tener problemas si la temperatura es superior a 25º C, lo cual puede resultar letal para ellos. Las funciones del tercer ojo de los tuátaras, al igual de la función que tiene el tercer ojo de Ten Shin Han, no están del todo claras. Evidentemente, su misión principal está relacionada con el control de los ritmos circadianos, como dijimos antes, pero sus hábitos nocturnos indican que es posible que pueda servir también para detectar la radiación infrarroja y por tanto ubicar a sus presas en la oscuridad. El aspecto del ojo pineal es el de una protuberancia cubierta por una escama traslúcida en los individuos jóvenes y mucho más gruesa y opaca en los adultos, situada un poco más arriba de la linea de intersección entre los dos ojos. Ten Shin Han, en sus orígenes, también tenía hábitos nocturnos, pues junto con Chaoz, se asoció a un monstruo con forma de jabalí, que asustaba a la gente, para que luego los dos guerreros aparecieran como los defensores de la justicia y detuvieran al jabalí, a cambio de recompensas que después repartían entre los tres. Actuaban principalmente con nocturnidad y alevosía, hasta que se encontraron con Son Gokuh, que se encargó de desbaratar sus malvados planes.

1. Un tuátara preparado para cazar de noche. Fuente.
2. Ten Shin Han, Chaoz y el Jabalí-monstruo, comiendo de noche. Fuente

Uno de los pocos rasgos especializados que nos podemos encontrar en estos primitivos reptiles son los dientes anteriores, que son grandes y muy agudos, así como la forma y el funcionamiento de sus mandíbulas. De hecho, el nombre del género al que pertenecen estos animales, Sphenodon, se deriva de la palabra en griego para cuña, sphenos, combinada con odontos, que significa diente. Los tuátaras neozelandeses tiene una manera única en el mundo de los reptiles de masticar su comida, según las últimas investigaciones. Para ello usan su boca en forma de pico para realizar un movimiento de aserrado similar al que hacemos con de cuchillo de carne mientras mastican a sus presas. Las mandíbulas únicas del tuatara le permitían comer una amplia variedad de presas incluyendo escarabajos, arañas, grillos y pequeños lagartos, pero a diferencia de otros reptiles, que solo realizan movimientos de apertura y cierre, son capaces de comer de forma muy efectiva crías de aves marinas, siendo este un hábito claramente estacional que aumenta en verano.

Esquemas de los movimientos de la mandíbula de un tuátara. Fuente

1. Tuátara comiéndose un Weta. Fuente
2. Mandíbula inferior de un tuátara. Fuente
3. Mandíbula superior de un tuátara. Fuente

Los llamativos descubrimientos de aves marinas decapitadas en el hábitat de los tuátaras, parecen corroborar que pueden llegar a ser unos depredadores bastante letales, y esto puede ayudar a explicar como han podido adaptarse a un mundo cambiante durante más de 200 millones de años. Bajo la apariencia de un lagarto más o menos pacífico se esconde un depredador muy efectivo, de la misma manera que bajo la apariencia pacífica de Ten Shin Han se esconde un poderoso guerrero que ha salido victorioso de luchas que parecían imposibles para un simple humano.

Un tuátara mordiendo la cabeza de un petrel paticorto. Fuente

Entre las muchas técnicas de lucha que usaba Ten Shin Han, de las que ya hemos mencionado algunas, también destacamos la Shishin No Ken, técnica multiforme o técnica de los cuatro cuerpos, con la que el luchador era capaz de dividirse en cuatro copias iguales al original, eso sí, cada una de ellas con 1/4 de fuerza de la que tenía Ten en ese momento. Los que llamamos tuátaras no son una solo especie sino que en realidad, como si de la técnica de Ten Shin Han se tratara,  son tres especies diferentes, aunque todas parecidas y con las características que hemos ido describiendo aquí en común. Una de ellas es una especie extinta, Sphenodon diversum, cuyos fósiles se encontraron en una mina de carbón. Las otras dos son especies que viven en la actualidad. El primero de ellos es el llamado tuátara de las Islas Brothers, un grupo de islotes del Estrecho de Cook, cuyo nombre científico es Sphenodon guntheri, que es el menos común y el menos extendido. Su nombre homenajea al herpetólogo alemán Albert Günther. La especie tipo, y la más conocida y común, es el tuátara común o de la Isla Norte, Sphenodon punctatus, cuyo nombre hace referencia a las manchas que tiene en su cuerpo, pero esto resulta engañoso, ya que la otra especie también puede tener manchas. S. guntheri tiene la piel de color marrón oliva con manchas de color amarillento, mientras S. punctatus varía del color verde oliva o gris al rosa oscuro o rojo, y a menudo también es moteada, con manchas blancas. Mas determinante que el tema de las manchas es el tamaño, ya que S. guntheri es considerablemente menor que el tuátara común. Llegados a este punto pensaréis que la conexión entre la técnica multiforme de los cuatro cuerpos de Ten Shin Han con las tres especies que forman el género Sphenodon está cogida con pinzas, ¿verdad...? Sí al menos hubiera cuatro especies... Pues podemos arreglar esto si tenemos en cuenta que del tuátara común se conocen dos subespecies: el tuátara del Estrecho de Cook (a la que aún no le han dado nombre), que vive en las islas cercanas al citado Estrecho de Cook, y el tuátara del norte, Sphenodon punctatus punctatus, que vive en bahía Bay of Plenty y en algunas islas más al norte. ¿Ahora qué? Ya tenemos cuatro tipos de tuátara dentro del género Sphenodon.

Técnica de los cuatro cuerpos. Fuente

Distribución de las poblaciones de los tuátaras de North Island (círculos)
y de los tuátaras de Brothers Island (cuadrados). Fuente

Las dos especies actuales de tuátaras. Fuente

Son animales muy longevos teniendo en cuenta que algunos individuos pueden vivir más de un siglo, como Henry, el individuo macho que en el año 2009 que fue padre a la edad de 111 años. Estaba hecho todo un jovenzuelo. La madurez sexual la alcanzan más o menos entre los 10 y 20 años, y las hembras son fértiles una vez cada cuatro años. Para captar la atención de las hembras, los machos se vuelven más oscuros durante el cortejo, y sus espinas se levantan, dando la sensación de ser más grandes y más fuertes. Previo a la cópula, los machos dan vueltas alrededor de la hembra, y si ella está lista moverá su cabeza en señal de asentimiento y comenzará la unión de ambos para la transferencia del esperma.

Como suele ser habitual en muchas especies de vertebrados es el macho el que se lanza, pero es la hembra la que elige. En el caso de Ten Shin Han, en Dragon Ball, no tiene pareja al final de la serie, pero durante cierto tiempo tuvo lo que podemos llamar una relación con la bipolar Launch, la chica tímida y de pelo azul que cuando estornudaba se volvía rubia y muy impetuosa. En este caso fue ella la encargada tanto de dar el primer paso, como de escoger pareja. En todo momento veíamos a Ten Shin Han bastante incómodo ante Launch, dando lugar a situaciones realmente cómicas. Ya hemos dicho que los tuátaras no tienen órgano copulador, lo que no sabemos es si la razón por la que Ten estaba tan incómodo delante de la chica, y siempre prefería la compañía de su amigo el pequeño Chaoz, es que él también careciera de dicho órgano... Me temo que nunca lo sabremos.

1. Cópula de dos tuátaras. Fuente
2. Bebés tuátara naciendo de los huevos. Fuente

1. Launch y Ten Shin Han. Fuente
2. Chaoz y Ten Shin Han. Fuente

Ten Shin Han y Launch nunca tuvieron descendencia, mientras que las hembras de tuátara, aunque tarden mucho tiempo en escoger macho y aparearse, realizan una puesta de unos veinte huevos aproximadamente, que incuba durante unos quince meses. El sexo de las crías dependerá de la temperatura: mientras que a 21 °C las probabilidades de que sean machos o hembras son de un 50%, tan solo a un grado más, a 22 °C, hay un 80% de probabilidad de que nazcan machos, mientras que a uno menos, a 20 °C, hay un 80% de probabilidades de que sean hembras.

Cría de tuátara. Fuente

Ten Shin Han y Chaoz fueron discípulos del Maestro Cuervo (o Tsuru-Sen'nin, maestro de la escuela de la Grulla), que aunque en sus orígenes fue amigo de Mutenroshi, escogió mas tarde el camino del mal, enseñando a sus alumnos todo tipo de trucos sucios para ganar a sus oponentes, y convirtiéndose en el archienemigo del simpático Maestro Tortuga. Entre estos trucos destacan los poderes psíquicos o mentales, como los que utilizó Chaoz para paralizar a Son Gokuh en el 22º Torneo de Artes Marciales mientras luchaba contra Ten Shin Han. El tercer ojo, del que estamos hablando en este post, se ha asociado tradicionalmente con los chakras y los poderes espirituales, que pueden ser activados por prácticas místicas. Al no poder ubicarlo en la frente como en los tuátaras, en los humanos se ha ubicado tradicionalmente en la glándula pineal, que poco tiene que ver con esa posición, puesto que, como dijimos antes, está en la parte de atrás del cerebro, no en la parte frontal, y además no hay ninguna evidencia científica, ni ninguna base neuroanatómica que corrobore que en la epífisis se ubique ese poderoso tercer ojo místico. Por lo tanto cualquier referencia a ello pertenece al ámbito de las pseudociencias y no tiene cabida en este blog. El que quiera abrir el chakra de su tercer ojo para abrir este vórtice místico que se vaya a estudiar a la escuela de artes marciales del Maestro Cuervo... ;)

1. Ten Shin Han, Chaoz y el Maestro Cuervo. Fuente
2. El chakra del tercer ojo... (y sí, se presta a chiste...) XD. Fuente

Para ir terminando tenemos que irnos al final de la historia de Dragon Ball, cuando el malvado Bu utilizó una de sus técnicas para acabar con la vida de todos los habitantes de la tierra. Entre los poquísimos supervivientes que quedaron se encontraban Mr. Satan, Chaoz y Ten Shin Han, por lo que podríamos decir que estos se habían convertido de la noche a la mañana, en los pocos representantes de una especie en extinción. De la misma manera, los tuátaras también lo están, pero no fue un monstruo rosa el culpable de llevarlos a esta situación, sino otro monstruo más terrible, nosotros mismos los seres humanos. Con la llegada del hombre a Nueva Zelanda, debido a la pérdida de su hábitat y a la introducción de nuevas especies, como las ratas de la especie Rattus exulans, los representantes del género Sphenodon fueron llevados casi a la extinción. De hecho en las islas más grandes fueron totalmente exterminados. Actualmente el calentamiento global también es una grave amenaza para los tuátaras, al igual que para muchos reptiles y anfibios, ya que como hemos contado anteriormente, la temperatura influye en el sexo con el que nacerán las crías. Y el margen de temperaturas en el que se mueve la selección de sexos es de apenas 2º C. Independientemente de esto, y afortunadamente, en la actualidad las dos especies de tuátaras existentes están protegidas y han sido reintroducidas en las grandes islas, en zonas que han sido declaradas parques naturales.

Un tuátara solitario. Fuente

Terminamos esta entrada en la que hemos establecido una extraña y bonita relación entre una especie de reptil bastante fascinante, que vive en nuestro mundo real, con un personaje ficticio de la mítica serie de dibujos animados Dragon Ball, en la que la aparición de deidades de todo tipo, cada vez más poderosas, era bastante habitual. Los tuátaras, en la tradición de los indígenas de la zona donde habitan, los maoríes, también aparecen habitualmente en sus leyendas en forma de dioses. A veces son considerados como los mensajeros del Dios de la Muerte y los Desastres de los maoríes y sus mujeres tienen prohibido comer carne de tuátara. Otra de sus atribuciones mágicas es la de marcar la frontera entre lo divino y lo humano, por lo que en algunas leyendas, atravesar el lugar que ellos señalan, puede traer problemas. Quizás los tatuajes en forma de lagarto que se hacen algunos maoríes cerca de sus genitales, representen a un tuátara, y tengan que ver con esta explicación: llegar ahí puede traer problemas... Como curiosidad, también citaré al superhéroe mutante de los cómics de DC, Jeremy Wakefield, que es un joven neozelandés, que puede ver a través del tiempo con la ayuda de un tercer ojo en su frente. Según explica el mismo personaje, con dos ojos podemos ver en tres dimensiones y con tres, podemos ver en cuatro; esta cuarta dimensión sería el tiempo. Como no podía ser de otra manera su nombre de superhéroe es Tuátara y la apariencia y el color de su supertraje nos recuerda mucho a estos reptiles.

Una bonita estatua de un tuátara en la ciudad neozelandesa de Invercargill. Fuente

1. El tercer ojo de Tuátara. Fuente.
2. Tuátara de DC. Fuente

Como siempre, me lo he pasado genial redactando esta entrada, y he estado un buen rato recordando personajes y momentos divertidos de hace mucho tiempo gracias a Dragon Ball. Si a la vez esto sirve para dar a conocer a estos maravillosos reptiles que son los tuátaras, y que nos sirven para conocer un poco más como era la vida en el pasado, me doy mas que por satisfecho. No quiero cerrar sin agradecer a Juan Trigueros, con quien he compartido La Ciencia de la vida en la radio durante dos programas, que fue el que me inspiró a escribir este post mientras charlábamos de la edad de diferentes especies animales en dicho programa. ¡Gracias Juan! Y cómo diría el pequeño Chaoz en una de las escenas mas emotivas de Dragon Ball: ¡Adios Ten Shin Han!



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Referencias:

http://www.madsci.org/posts/archives/2005-07/1121008231.Zo.r.html
http://bjo.bmj.com/content/89/3/256.full
- Fundaciondoctordepando.
http://www.bbc.co.uk/nature/18249270
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:T%C3%A9cnicas_de_Dragon_Ball
http://es.dragonball.wikia.com/wiki/Ten_Shin_Han
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https://en.wikipedia.org/wiki/Tuatara
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:T%C3%A9cnicas_de_Dragon_Ball
https://whyevolutionistrue.wordpress.com/2014/08/07/the-tuataras-parietal-eye/
- Researchgate.
http://www.nzherald.co.nz/nz/news/article.cfm?c_id=1&objectid=10553616
http://news.bbc.co.uk/2/hi/asia-pacific/7850975.stm
http://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S1055790303001088
http://nzetc.victoria.ac.nz/tm/scholarly/tei-Bio02Tuat02-t1-body-d7.html
- Rest, J. S., Ast, J. C., Austin, C. C., Waddell, P. J., Tibbetts, E. A., Hay, J. M., & Mindell, D. P. (2003). Molecular systematics of primary reptilian lineages and the tuatara mitochondrial genome. Molecular phylogenetics and evolution, 29(2), 289-297.
- Mitchell, N. J., Kearney, M. R., Nelson, N. J., & Porter, W. P. (2008). Predicting the fate of a living fossil: how will global warming affect sex determination and hatching phenology in tuatara?. Proceedings of the Royal Society of London B: Biological Sciences, 275(1648), 2185-2193.
- Gorniak, G. C., Rosenberg, H. I., & Gans, C. (1982). Mastication in the tuatara, Sphenodon punctatus (Reptilia: Rhynchocephalia): structure and activity of the motor system. Journal of Morphology, 171(3), 321-353.



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