Ha llegado el 11 de febrero, y como en años anteriores hoy vamos a celebrar el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia hablando de una de nuestras científicas favoritas y acompañando el post con fotos recreadas con Playmobil que se suman a las Playmocientíficas que hemos compartido en otras ocasiones.
En esta ocasión traemos a Biruté Galdikas, que aunque no sea tan conocida como otras primatólogas, forma junto a Jane Goodall y a Dian Fossey una triada de mujeres valientes, admirables, intrépidas y formidables que han cambiado nuestra forma de ver a los grandes primates.
Si Jane Goodall nos sigue aún enseñando como es la vida de los chimpancés y Dian Fossey dio su vida por proteger a los gorilas, Biruté Galdikas estudia a uno de los simios más misteriosos, desconocidos y a la vez más parecidos a nosotros los humanos, los orangutanes.
Los orangutanes son unos primates que se engloban en el género Pongo y se les considera unos de los primates de mayor tamaño e inteligencia de nuestro planeta, junto a gorilas, chimpancés y bonobos, además de nosotros mismos. De hecho, tras los gorilas, los orangutanes son los simios más grandes que existen actualmente en nuestro planeta.
Pero también se considera que, a día de hoy, los orangutanes son una de las especies más amenazadas de nuestro planeta, tanto por la destrucción de su hábitat, como por la caza indiscriminada y el comercio ilegal de mascotas. Es por ello que existen programas de cría en cautividad y reintroducción, que están intentando por todos los medios evitar la extinción de estos animales. En este sentido, la labor y los esfuerzos de la primatóloga Biruté Galdikas en cuestiones de conservación de los orangutanes son fundamentales.
Su nombre completo es Birutė Marija Filomena Galdikas y nació el 10 de mayo de 1946 en Wiesbaden, Alemania, por lo que tiene ahora 72 años. Galdikas tiene actualmente nacionalidad canadiense, y su nombre y apellidos nos resultan quizás extraños porque sus padres eran lituanos. Esta mujer es etóloga, especializada en primatología y antropología física y es una de las máximas autoridades a nivel mundial en conservación de los orangutanes, de hecho se le considera la principal experta en el comportamiento de estos simios.
Los orangutanes son unos primates tímidos y huidizos, y suelen pasar desapercibidos entre la maleza. Su aspecto, tan parecido al de las personas ha hecho que su nombre vulgar, orangután, derivado del malayo Orang Hutan, tenga como significado, literalmente, Hombre de la selva u Hombre del bosque. Probablemente se deba no solo al parecido con nuestra especie, sino también a su notable inteligencia. Esta fascinación que provocan estos animales a cualquiera que se interese un poco por ellos, probablemente motivó a Galdikas a estudiarlos en profundidad cuando se sabía poco o apenas nada de ellos.
Los padres de esta gran mujer, Antanas y Filomena Galdikas, eran refugiados lituanos que llegaron a Alemania huyendo de la ocupación soviética de los estados bálticos después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando nuestra protagonista tenía solo dos años, su familia se mudó a Canadá para que su padre pudiera trabajar en una mina de cobre en Quebec. Desde allí se trasladaron a Toronto, lugar donde creció Galdikas. Ella misma cuenta que el primer libro que recuerda haber sacado de la biblioteca pública era un cuento de El curioso Jorge (Curious George), un pequeño mono sin cola, bastante conocido en todo el mundo, del que también se han hecho dibujos animados. Desde entonces su pasión no dejó de hacerla buscar documentales de National Geographic sobre las otras dos grandes primatólogas, Jane Goodall y Dian Fossey, interesándose bastante por su vida y obra.
En 1962, se mudó junto a su familia a Vancouver y de ahí al sur de California, lo que permitió que Galdikas se matriculara en la Universidad de California, en Los Ángeles, donde estudió psicología, arqueología y antropología. En 1966, con 20 años obtuvo su licenciatura en Psicología y Zoología, otorgada conjuntamente por la Universidad de California y la Universidad de British Columbia. Tres años después, en 1969, consiguió su título en Antropología. Fue durante sus estudios de posgrado cuando la científica conoció al paleoantropólogo Louis Leakey, que fue también maestro de Fossey y Goodall, de quién aprendió lo suficiente para comenzar a estudiar a los orangutanes en su hábitat natural. Aprovechó que Leakey y la National Geographic Society acordaron establecer un centro de investigación de orangutanes en la isla de Borneo. y comenzó su investigación sobre estos primates, lo que se convirtió en la base de los estudios que la llevaron a obtener su doctorado en Antropología por la Universidad de California en 1978.
"Redescubrí los bosques de Canadá donde había jugado de pequeña, las forestas de mis antepasados lituanos y, finalmente, las selvas tropicales, el jardín del Edén donde evolucionaron nuestros ancestros."
Los orangutanes son simios que habitan en las islas de Sumatra y de Borneo, como queda claro si atendemos a las dos especies existentes en la actualidad: los orangutanes de Borneo, Pongo pygmaeus, que son los más comunes, y los orangutanes de Sumatra, Pongo abelii. Entre los primeros, el tamaño de los machos varía entre 1,4 y 1,6 m, aunque en cautividad pueden crecer mucho más, mientras que los machos de P. abelii miden entre 1,2 y 1,4 m. En ambos casos se trata de individuos corpulentos, que pueden llegar a pesar hasta 90 o 100 kg. Por buscar diferencias entre las dos especies, podemos generalizar que los de Sumatra son más delgados y con la cara más larga que los de Borneo, pero son bastante parecidos en la actualidad. La isla de Borneo, donde habita Pongo pygmaeus es la tercera mayor isla del mundo y está ubicada en el sudeste asiático. Sumatra, donde vive Pongo abelii, es otra gran isla del Sureste de Asia, localizada en aguas del océano Índico y perteneciente a Indonesia.
Galdikas fue pionera en el estudio de estos primates, puesto que antes de ella poco se sabía sobre su vida y costumbres. En 1971, Galdikas y su entonces esposo, el fotógrafo Rod Brindamour, se trasladaron a Tanjung Puting Reserve, en Borneo, donde Leakey y la National Geographic Society ayudaron a Galdikas a establecer su campo de investigación para realizar un estudio sobre los orangutanes de esta isla. De esta manera Biruté Galdikas fue la tercera del trío de mujeres nombradas por el antropólogo Leakey para estudiar a los grandes simios en su hábitat natural. Como ya sabemos el trío, apodado por el propio Leakey "The Trimates", incluía a Jane Goodall estudiando a los chimpancés, y Dian Fossey, con los gorilas de montaña. El propio Louis Leakey investigó en Kenia los orígenes de los seres humanos a medias con su mujer, ya que él tenía predilección por el mundo femenino. Por ello, pensó que los primates aceptarían mejor a las mujeres que a los hombres y probablemente debido a esto eligió a estas tres grandes mujeres para realizar sus respectivas investigaciones. Existe un magnífico cómic titulado "Primates" donde se narra la vida de estas tres investigadoras y que es altamente recomendable para quien quiera empezar a introducirse en sus interesantísimas vidas.
A los 25 años, Galdikas llegó a Borneo para comenzar sus estudios sobre los orangutanes en un ambiente de jungla extremadamente inhóspito para la mayoría de los occidentales. Galdikas procedió a hacer muchas contribuciones incalculables para la comprensión científica de la biodiversidad de Indonesia y la selva tropical en su conjunto, al mismo tiempo que ha conseguido llamar la atención del resto del mundo sobre el orangután. A pesar de que llegó solo para estudiar de forma científica a estos animales, pronto se involucró muchísimo más de lo que ella misma esperaba:
"Enseguida me involucré en el rescate y la reintegración de orangutanes nacidos en libertad y capturados por los humanos para tenerlos como animales de compañía o venderlos a zoológicos, circos y laboratorios. Siempre he pensado que rescatar a los orangutanes es tan importante como estudiarlos."
Sobre la estructura social de los grupos de orangutanes, podemos mencionar que su estilo de vida es bastante solitario con respecto a otros grandes simios. Los machos pasan la mayor parte de su tiempo en soledad, mientras que las hembras sí suelen tener vínculos con sus hijas, que permanecen más o menos en una zona cercana formando grupos, aunque poco cohesionados. Cada uno de estos grupos está liderado por un macho adulto que marca su territorio apareándose con el máximo posible de hembras, pero desentendiéndose de la crianza de los pequeños o la protección de las hembras, y viviendo de un modo bastante independiente. Cuando el alimento es abundante no hay problema en que varios grupos se congreguen para alimentarse y suelen ser bastante pacíficos entre ellos. En cuanto a jerarquías, existe poca complejidad, y los machos con grandes mejillas suelen imponerse sobre los machos mas jóvenes que no las poseen. Aún así, los dominantes pueden tolerar la presencia de los no dominantes en su territorio, puesto que no les suponen una amenaza. Entre machos dominantes si se pueden producir enfrentamientos, que rara vez llegan a ser físicos y se quedan en amenazas, gritos y muestras de poder, por ejemplo inflando aún más sus caras.
Cuando Galdikas llegó a Borneo por primera vez, se instaló en una primitiva choza hecha con cortezas de los árboles y paja, en un sitio al que llamó Camp Leakey, en homenaje a su maestro, cerca del borde del mar de Java. Durante su estancia allí, Galdikas tuvo que enfrentarse a numerosos contratiempos, como eran las sanguijuelas y los enjambres de insectos, pero sobre todo a los peligrosos cazadores furtivos. Tampoco tenía acceso a una comida variada y su dieta se reducía a arroz, sardinas y té con azúcar. Sin embargo aguantó en esas condiciones más de 30 años. En ese tiempo se convirtió en la principal defensora de los orangutanes luchando por la preservación de la selva tropical, contra la industria maderera, las plantaciones de aceite de palma y la caza furtiva.
"En aquel momento, todo aquello por lo que había tenido que pasar -el barro, el calor, la humedad, las lluvias torrenciales, las hormigas rojas, las sanguijuelas, las cobras, las pitones y las víboras, las fiebres, las muertes, las frustraciones-, se volvió insignificante. Supe que mi viaje, la odisea personal en las profundidades desconocidas del bosque y de la mente de los orangutanes que había emprendido muchos años antes, solo acababa de comenzar."
Los esfuerzos conservacionistas de Galdikas han ido mas allá de la defensa de estos simios, y se han centrado principalmente en la reintroducción de muchos orangutanes huérfanos que ha rescatado o que le llegaban procedentes del tráfico ilegal, para su uso como mascotas. Para ello creo la Orangutan Foundation International (OFI), que actualmente preside. Se trata de una organización que incluye entre sus objetivos la preservación de la selva tropical, por lo que también realizan labores de reforestación, plantando árboles nativos en zonas de bosque que han sido destruidas. Los testimonios de la propia doctora sobre la terrible situación que viven algunos de estos animales cuando son privados de su libertad, sobre todo cuando son pequeños son desgarradores:
"A veces, cortaban la carne de la madre y la colgaban a secar, incluso delante de los bebés. Entonces metían al bebé orangután en una caja y lo dejaban en la bodega del barco, normalmente sin comer ni beber hasta que la embarcación hubiese salido de aguas indonesias. De cada cinco que salían clandestinamente, tres morían en ruta, pero los posibles beneficios que obtenían después hacían que les mereciera la pena arriesgarse."
Actualmente se encuentra casada con Pak Bohap, un agricultor de arroz Dayak, líder tribal de esta etnia indonesia y que ejerce como codirector del programa de protección de orangutanes en Borneo. Entre el legado que nos deja, Galdikas ha escrito varios libros, incluyendo una memoria titulada "Reflexiones del Edén. Mis años con los orangutanes de Borneo", donde describe sus experiencias en el Campamento Leakey y los esfuerzos para rehabilitar a los orangutanes en cautiverio y liberarlos en la selva tropical de Borneo. Otras obras suyas son "Mis orangutanes: 20 años entre las personas tímidas de la selva" y "Odisea Orangután". También ejerce como profesora en la Universidad Simon Fraser en la Columbia Británica, y En la Universidad Nacional de Yakarta, en Indonesia.
"Los orangutanes no necesitan dar pruebas de sus relaciones o reafirmarlas constantemente, como hacen los chimpancés, los gorilas y, sobre todo, los humanos. Me había costado quince años comprender que, para los orangutanes, una vez se ha establecido un vínculo, es para siempre."
"El compañerismo entre orangutanes es como el que se da entre viejos amigos, que no necesitan hablar para estar a gusto juntos."
"Los orangutanes hacen gala de una inocencia y una sinceridad que los humanos y los chimpancés no podemos permitirnos. En sus maquinaciones sociales, los chimpancés nos recuerdan a nosotros. En su inocencia, los orangutanes nos recuerdan el Jardín del Edén que dejamos atrás."
Además de todo lo que hemos contado, Biruté Galdikas era una convencida feminista, y como ser científica en cualquier época no ha sido fácil, ella siempre ha tenido claro cual era su posición. Hablaba en estos términos del matrimonio, a pesar de haber estado casada dos veces, y de las dificultades de las mujeres en la investigación:
"El matrimonio es un instrumento de dominación a disposición de los hombres mediante el que esclavizaban a las mujeres."
"En términos humanos, los orangutanes son decididamente sexistas. Yo había alcanzado la mayoría de edad durante los años sesenta, la década en la que las mujeres empezaron a manifestar que no eran diferentes de los hombres. Que los orangutanes diferenciaran con tanta claridad a hombres y mujeres era casi alarmante."
"A veces me sentía como un ama de casa enloquecida, encerrada con un puñado de hijos traviesos e insensatos. Comprendí por qué las mujeres rara vez ganan el premio Nobel o están a la cabeza de los gobiernos o de los ejércitos. Con cuatro ruidosos niños naranja, que subían literalmente por las paredes y que no paraban de moverse ni de romper cosas, nunca había manera de terminar sin interrupciones una breve carta para mis padres o el informe que deberíamos presentar cada tres meses a las autoridades locales."
Como habéis podido leer la vida de esta mujer no ha sido precisamente un camino de rosas, pero su pasión por el conocimiento y su fuerza para luchar por la naturaleza, le han llevado a perseverar y a que actualmente se le reconozca todo el mérito que le corresponde. Además de todo este gran esfuerzo para la conservación de los chimpancés, la doctora Galdikas continúa aún hoy en día llevando a cabo su investigación de campo, lo que sitúa estos estudios entre los más largos y continuos de una especie de mamífero que jamás se hayan realizados. Sin duda estamos ante una científica digna de admiración y todo un ejemplo a seguir.
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