lunes, 16 de octubre de 2017

Marcus Level y los lemmings

Muchas veces recurrimos a la manida y típica frase de que "Cualquier tiempo pasado fue mejor", para casi todo, cuando casi nunca es cierto. Hemos mejorado en esperanza de vida, gracias a los avances de la ciencia y de la medicina, del tratamiento del agua, del control de los alimentos... De la misma manera se usa también en temas más mundano, y es típico escuchar cosas como "Los dibujos animados de antes si que molaban..." o "Si no has visto estas series de los 80 o los 90 no has tenido infancia...". No puedo estar más en desacuerdo con estas frases, puesto que los dibujos animados, las series y las películas de ahora son tan divertidas o más que las de antes. Vale que ahora recordamos con mucho cariño series como Caballeros del Zodiaco, Dragones y Mazmorras, Dartacán, David el Gnomo, Heidi o la Abeja Maya, pero también había series verdaderamente malas y cutres, sino solo recordad los Fruitis o los Aurones... Con los videojuegos podemos hablar de los mismo. En definitiva a día de hoy pasa exactamente lo mismo que antiguamente, hay series y videojuegos muy buenos, que idolatraremos y recordaremos con mucho cariño dentro de 20 años, y series y videojuegos malos. Pero una de las mejores cosas de las series actuales, es que suelen hacer referencias u homenajes a las antiguas, para que los padres que ven dibujos animados con sus hijos se entretengan y diviertan por igual. A veces son solo guiños y otras veces la trama entera se basa en esto y nosotros vamos a usar esto mismo, una serie actual que hace un homenaje a un videojuego antiguo, para hablar de biología. Se trata de Marcus Level.





Marcus Level es una serie de dibujos francesa que emite actualmente Clan TV, y que trata de un chico, Marcus, que es transportado al interior de su videojuego favorito, intercambiándose con el héroe Gorbar. En dicho juego, el objetivo es liberar a la princesa Aria de las garras del malvado Vipkrad, y eso es lo que tendrá que hacer Marcus para volver a su casa, con la ayuda de Ephy, Gratrok y Loumi. Mientras tanto, Gorbar el Magnífico queda a cargo de la niñera de Marcus en su casa. Cada capítulo homenajea a distintos tipos de videojuegos combinando de una manera muy adecuada los dibujos animados con los juegos de ordenador o consola.

Los protagonistas de Marcus Level. Fuente

El capítulo en cuestión al que me voy a referir se titula Marcus y los Debbings (https://www.youtube.com/watch?v=VbdcVew6zU4), y la trama va sobre que nuestro protagonista y sus amigos tienen que ayudar a unos pequeños seres llamados Debbings, que han sido esclavizados por el malvado Vipkrad que los usa para sus propósitos. Y ahí precisamente se encuentra el homenaje, puesto que la apariencia, el nombre y la forma de actuar de estos seres recuerda totalmente a los Lemmings, protagonistas de un videojuego de los años 90.

Los Lemmings de los 90. Fuente

Lemmings es un videojuego que salió al mercado en 1991, al principio para Commodore Amiga y después para el resto de consolas y sistemas. El objetivo principal de este juego es salvar a un número concreto de lemmings en cada nivel, para lo que contábamos con ocho habilidades distintas que podían llevar a cabo los personajes, para lograr finalizar cada fase. Entre estas habilidades están la de construir escaleras, bloquear el paso a otros lemmings, lanzarse en paracaídas, cavar, impedir el paso de otros lemmings... Si queréis recordarlo, aquí se puede jugar online. En la serie de Marcus, cuando los protagonistas se encuentran con los Debbings estos están en un cercado sin vigilancia y se preguntan si son tontos por no escapar, pero Ephy explica que solo saben seguir ordenes. De esta manera, aunque van perdiendo a algunos de ellos consiguen mover bloques o hacer escaleras y terminar la misión. Pero entre las habilidades de los lemmings originales también estaba la opción de suicidarse.  ¿Pero, qué tiene que ver todo esto con la biología? Pues precisamente en la capacidad de suicidarse está la clave.

Una de las pantallas de los Lemmings. Fuente

En nuestro mundo real, existen unos pequeños roedores llamados lemmings, que fueron el origen del nombre de estos personajes de videojuego. Los lemmings pertenecen a la tribu, de los leminos, (tribu es una categoría taxonómica por debajo de familia y subfamilia, pero superior al género), que agrupa a varios géneros de roedores parecidos a los ratones, que habitan en las tundras, taigas y praderas árticas, al norte de Canadá, Alaska, Siberia o Escandinavia, es decir, están muy bien adaptados a climas muy fríos. Su pelaje se caracteriza por unos colores brillantes y aposemáticos, que indican, según los últimos estudios, una advertencia para sus depredadores, ya que son bastante agresivos y valientes y no dudan en enfrentarse a animales de mayor tamaño. (Aquí podéis ver un lemming enfadado y otro atacando a la cámara). Entre los géneros actuales en los que se incluyen estos animales se encuentran Dicrostonyx, Lemmus, Synaptomys, Eolagurus, Lagurus y Myopus.

Lemmus lemmus. Fuente

Los lemmings, como muchos otros animales de su mismo tamaño, siguen la llamada estrategia de la r, que consiste en tener ciclos de reproducción bastante corto y una gran fertilidad de las hembras, produciendo grandes y frecuentes explosiones demográficas que compensan la actuación de depredadores sobre su población y la escasez de alimentos en determinadas épocas. Es decir esta estrategia de la r consiste en tener muchas crías y no preocuparse mucho por ellas, puesto que un porcentaje llegará a la edad adulta. En oposición, animales más grandes usan la estrategia de la K, que consiste en tener pocas crías y cuidarlas para asegurarse que lleguen a adultos.

Crías de lemming. Fuente

Pero, ¿por qué empezamos a hablar de estas criaturas cuando comentamos lo del suicidio? Pues todo viene de la gran popularidad que alcanzaron a finales de los 60 y principios de los 70, debido a un documental de Walt Disney llamado White Wilderness (1958) (https://www.youtube.com/watch?v=xMZlr5Gf9yY), que llegó incluso a ganar un Oscar y un Oso de Oro en el Festival de Berlín. Basándose en el mito de que, debido a la multitud de crías que tienen y a que no hay recursos suficientes para mantenerlos a todos, algunos de ellos se sacrificaban por el bien de la población y para ellos se lanzaban por acantilados suicidándose en masa.

Cartel de White wildernes. Fuente

Este documental fue dirigido por James Algar, que se desplazó a Alberta (Canadá) con su equipo buscando grabar este sacrificio altruista de los lemmings, pero claro, no encontraron nada, de hecho en la zona de grabación en Alberta no habitan estos roedores de forma natural, así que no había ni lemmings para grabar. Parece ser que al director de fotografía, James Simon se le ocurrió la idea de reclutar a un grupo de niños esquimales a los que pagaron 25 céntimos de dólar por cada lemming que pudieran atrapar, aunque fueran de otros lugares, como por ejemplo la Bahía de Hudson, donde sí viven. Aunque no lograron reunir muchos, si consiguieron los suficientes para dar el pego en el documental. Y en un momento dado de la grabación, los llevaron al borde de un acantilado y los forzaron a lanzarse por él. De esta forma perpetuaron el mito de los suicidios en masa de los lemmings que se popularizó rapidamente en un mundo en el que todavía no existían los vídeos virales de internet. El videojuego Lemmings surgió a partir de este mito, fue una forma genial de aprovechar la gran popularidad que había alcanzado, convirtiéndose en todo un éxito de ventas, además de un juego bastante divertido y entretenido.  Como dato curioso, cuando salió a la venta para la consola Amiga, vendió 55000 copias solo ese día, cosa que para la época era lo que podían vender otros videojuegos durante toda su vida comercial.

Lemmings cayendo por el acantilado en White wildernes. Fuente

En 1982, la revista The Fifth State, publicó un artículo escrito por el productor de Canadian Broadcasting Corporation, Brian Vallee, en el que se afirmaba que los realizadores del documental, Algar y Simon, habían matado a decenas de lemmings para poder rodar la escena del acantilado. Aunque esto nunca se pudo demostrar con pruebas, hay muchos indicios que indican que es verdad.

Existen numerosas viñetas sobre el suicidio de los lemmings. Fuente

El mito que Algar y Simon ayudaron a perpetuar ya existía antes de su documental y estaba claramente basado en la estrategia reproductiva de los lemmings, por otro lado algo bastante común entre los roedores. Como decíamos antes, siguiendo esta estrategia de la r, estos animales consiguen sobrevivir de manera bastante efectiva a lo largo de generaciones. Un individuo puede alcanzar la madurez sexual solo al mes de nacer, momento a partir del cual puede parir hasta unas siete veces al año. Teniendo en cuenta que cada hembra puede tener unas diez crías en cada parto, podemos observar que cada pareja puede aportar a la población unas setenta crías al año. Evidentemente esto es insostenible para cualquier ecosistema, por lo que parte de estas poblaciones va migrando conforme van agotando los recursos del lugar en el que se encuentran, mientras que los depredadores van dando buena cuenta de ellos, puesto que se encuentran en abundancia.

El mito de los lemmings suicidas. Fuente

Las migraciones en grupo de los lemmings implican que se enfrenten a un montón de adversidades en la búsqueda de nuevos hábitats, y de esta manera muchos son depredados, otros mueren de hambre o algunos pueden caer por un acantilado o morir ahogado en un lago o un río. Ojo, saben nadar, pero ello no quitan que puedan morir ahogados arrastrados por corrientes o al cruzar un masa de agua demasiado grande con las fuerzas limitadas por la falta de alimentos. Todo esto alimentó el mito de sus suicidios en masa, pero está claro que no se trata de una muerte voluntaria, sino que simplemente muchos caen, desfallecen, son atrapados o mueren durante las migraciones, pero sin ninguna voluntad de morir queriendo.

Lemming nadando. Fuente

Pero los mitos falsos o equivocados en torno a los lemmings van aún más allá y se remontan a épocas más lejanas, y por ejemplo en la década de 1530, el geógrafo Zeigler de Estrasburgo propuso la teoría de que estos animales caían del cielo cuando había tormenta, y luego morían cuando la hierba creía en primavera. También había una leyenda parecida en torno a ellos en el folclore de los inuit, los yupik y otros pueblos en torno al mar de Bering. Esta descripción de como aparecían los lemmins fue contradicha por el historiador natural Ole Worm que aunque aceptaba que los lemmings podrían caer del cielo, traídos por el viento, éstos no aparecían por generación espontánea. Él mismo hizo por primera vez disecciones de un lemming, para demostrar que eran similares a otros otros roedores. Carl Von Linneo también contribuyo a desmitificar este origen sobrenatural de estos animales.

Una representación antigua de los lemmings tirándose. Fuente

En el relato de ciencia ficción The marching morons (Los imbeciles que marchan), publicado en la revista Galaxy, en abril de 1951, del escritor americano Cyril M. Kornbluth, también son nombrados en este sentido los lemmings, ya que son comparados con los viajeros espaciales que marchan a Venus a morir, en una especie de suicidio colectivo similar al que se le suponía a los roedores, para compensar la superpoblación de nuestro planeta. En 1955, el ilustrador Carl Barks, por cierto también de Disney Studios, dibujó un cómic protagonizado por el tío Gilito del famoso pato Donald, con el título The Lemming with the Locket (El Lemming con el medallón), en el que se mostraba a un gran número de lemmings saltando sobre acantilados noruegos. También el archiconocido Arthur C. Clarke menciona a los lemmings en una de sus historias cortas del año 1953 titulada The Possessed (Los poseídos), donde la explicación que se da a sus impulsos suicidas se debe a la persistencia de una consciencia de una mente grupal alienígena que había poseído a la especie en el pasado. En La Enciclopedia Infantil de Arthur Mee del 1908 hay un apartado referido a los lemmings donde se lee que "avanzan en línea recta, por montañas y valles, a través de jardines, granjas, pueblos, manantiales y estanques; envenenan el agua y provocan fiebre tifoidea (…) continúan hasta el mar, y provocan su destrucción metiéndose en el agua (…)". Como se puede leer, la descripción podría tildarse casi de apocalíptica. 

El tío Gilito y los lemmings. Fuente

Lemmings al agua también en los cómics. Fuente

Incluso la poderosa empresa Apple, uso a los lemmings como título de un anuncio de 1985 en el que un montón de gente con los ojos vendados se lanzaba por un acantilado siguiendo ciegamente a la persona anterior. El anuncio no estuvo exento de polémica, puesto que mostraba a las personas que no eran usuarios de Apple como tontos lemmings lanzándose al vacío. Como podemos ver por estos ejemplos, el mito estuvo bastante extendido durante mucho tiempo. Y aún hay muchas muestras más de ejemplos como estos en la cultura popular, en espectáculos de diversa índole y letras de canciones. Aún hoy en día perdura en los modos más diversos. La serie Grizzly y los Lemmings, de Boomerang, que se estrenó entre 2015 y 2016 trata sobre un oso y un montón de lemmings azules que no paran de molestarlo. Incluso un reciente artículo en torno a la independencia catalana, firmado por la política Begoña Villacís, llevaba el título de Cataluña, un ejercito de lemmings.

Ver en YouTube el anuncio Lemmings de Apple


Entre los lemmings hay una gran variedad de especies y nos encontramos algunas con curiosidades destacables como el lemming de collar del norte, Dicrostonyx groenlandicus, es un pequeño roedor de apenas 14 cm de largo, cola corta y unos 40 g de peso, que tiene un pelaje gris con una franja negra fina a lo largo de la espalda. su cuello es marrón pálido en la zona ventral, pero en invierno su pelaje se vuelve completamente blanco, como ocurre con otros animales árticos, siendo éste y algunos de su mismo género, los únicos roedores que se sabe que lo puedan hacer. Por ejemplo, Dicrostonyx richardsoni, que a veces se ha clasificado como subespecie del anterior también tiene esta capacidad. El nombre de este último se debe a Sir John Richardson, un naturalista escocés que exploró el Ártico canadiense, y en cuyo homenaje se le puso. En el caso del lemming ártico, Dicrostonyx torquatus, son bien conocidos los estudios de las fluctuaciones depredador-presa, con depredadores como los charranes o los zorros árticos. El lemming noruego, Lemmus lemmus, es el único vertebrado endémico de la península escandinava. El lemming de la madera, Myopus schisticolor, tiene un sistema de determinación del sexo un poco especial, con tres tipos diferentes de hembras, a causa de una mutación dominante sobre el Y en el cromosoma X. Los tres tipos vendrían de la combinación XX, X*X, y X*Y. Los machos, que representan aproximadamente el 25% de la población serían XY.

Lemmus lemmus. Fuente

Volviendo al inicio de este post, vemos como una serie de dibujos actual puede ser muy buena ya de por sí, por su diseño, argumento, características técnicas, pero además suelen servir para otros propósitos, como es el caso del capítulo de Marcus Level, que nos ha servido para conocer a unos personajes, los Debbings, que homenajean a los famosos Lemmings de los videojuegos de los 90, que a su vez se basan en un mito relacionado con una especie animal. Al final la biología acaba saliendo y hemos aprendido un poco sobre los lemmings roedores, unos curiosos animales de los que existen una veintena de especies, y que experimentan explosiones demográficas cada tres o cuatro años, y que cuando esto sucede emprenden progresivamente migraciones en grupos, lo que da lugar a cambios drásticos en el número de individuos que viven en un determinado lugar, pero que no se suicidan por el bien común lanzándose al vacío de un acantilado. Soy consciente de que sobre esta cuestión se ha escrito y hablado mucho, pero nunca está de mas darle difusión de nuevo, puesto que estos mitos se perpetúan en la población y en la conciencia colectiva de forma muy persistente, y aprovechando que me acordé de esta historia viendo los dibujos animados de Marcus Level, vi muy apropiado escribir sobre ello aprovechando la buena excusa.

Un lemming. Fuente
Otra viñeta sobre lemmings. Fuente

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Referencias:

- Andersson, M. (2015). Aposematism and crypsis in a rodent: antipredator defence of the Norwegian lemming. Behavioral ecology and sociobiology, 69(4), 571-581.

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