jueves, 1 de febrero de 2018

#RetoNaukas11F

Con este post participo en el #RetoNaukas11F, que nuestra amiga, la gran divulgadora Teresa Valdés Solís propone desde la web de Naukas, y en el que podéis participar adivinando quiénes son las protagonistas de cada uno de los posts que se enlazan en este artículo. No creo que el nivel de dificultad de la persona que yo propongo sea muy difícil, pero no importa, si se acierta fácilmente al menos habré contribuido a dar a conocer a una mujer fascinante. Recordad que durante este mes se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y desde la Ciencia de la vida nos gusta aportar nuestro granito de arena a esta importante celebración. Adelante, a ver si descubrís quién es:







Existen ciertos macronutrientes que se forman por la unión de una serie de monómeros con formas geométricas muy características. Estas biomoléculas tienen ciertas propiedades que las caracterizan, como por ejemplo formar largas cadenas que pueden estar ramificadas. Algunas de sus propiedades están relacionadas con su sabor, muy característico. El adjetivo que define a este sabor no solo se puede aplicar a estas moléculas, sino que es usado en ciertas técnicas de artesanía. La técnica en cuestión se lleva a cabo con una herramienta consistente en una barra de acero con un mango en forma de pomo.

En la misma época en la que Galileo, Newton y Descartes revolucionaban la Ciencia en muchos de sus ámbitos, un joven artesano aprendía la técnica a la que nos referíamos en el párrafo anterior, y comenzaba a trabajar para un editor, con cuya hija llegó a desposarse. Pero no fue ella la madre de su hija. Su madre, Juana, era la segunda esposa del aprendiz. De esta pareja nació nuestra protagonista, que casi no llegó a conocer a su padre, puesto que éste murió 3 años después del nacimiento de la niña.

La pequeña, era una mente inquieta, que desde muy joven aprendió a pintar y dibujar, e incluso también la técnica del grabado, y lo hizo de su padrastro, un pintor algo famoso, bastante obsesionado con los jarrones y las flores, muchas de ellas del género Tulipa. Al igual que hemos hecho muchos de nosotros de niños, también crió gusanos de seda, y observando a los Bombix mori, quedó tan fascinada que pasaba mucho tiempo buscando orugas de todo tipo, para ver en que lepidópteros se metamorfoseaban.


La pintura fue tan importante para ella, que, como no, se casó con un pintor, con quien tuvo a su primera hija, que llevaba el nombre de su abuela. Pero aún entonces seguía pensando en la metamorfosis de las mariposas. De hecho, cuando escribió su primer libro, solo se centró en las flores, pero todo aquello le seguía rondando la cabeza, y así quedó reflejado en sus siguientes obras. Estando en estos menesteres, tuvo a su segunda hija.

Cuando se separó de su marido, abrazo el pietismo luterano, un movimiento religioso que daba más importancia a la experiencia religiosa personal que a la rutina del culto y enfatizaba la lectura y estudio de la Biblia, pero su curiosidad era incansable, lo que le llevó a estudiar la flora y la fauna de las Indias Orientales también. Recordemos que no era una época fácil, y ella vivía en Europa, concretamente en un castillo.

Su imparable curiosidad la hizo viajar hasta esas tierras, donde siguió realizando más muestras de su obra, y donde, desgraciadamente, se contagió de una terrible enfermedad tropical, que hizo que tuviera que regresar a su casa. Se recuperó y dio lugar a la creación de la más importante de sus obras, lo que no la quitó de tener que seguir pintando, e incluso dando clases para poder subsistir.


Era tan buena en lo suyo, que hoy en día, muchas de sus obras son codiciadas por coleccionistas de todo el mundo, y su aportación tanto al arte, como a la ciencia, la convierten en una mujer valiente, adelantada a su época. Sellos y billetes han llevado o llevan su efigie, y muchas escuelas, su nombre, pero todo reconocimiento es poco, y aún está muy lejos de ser conocida por el gran público, como lo pueden ser Marie Curie o Rosalind Franklin.

Nuestra protagonista falleció ya entrado el siglo XVIII aquejada de una apoplejía que la mantenía postrada en una silla de ruedas, probablemente imaginando poder andar para poder estar en contacto con la naturaleza.

¿Sabéis de quién estamos hablando...? 
La solución, pronto, mientras tanto intenta averiguar el resto de retos propuestos en Naukas.


1 comentario:

Unknown dijo...

La científica es Maria Sibylla Merian. Me gusta mucho esta entrada sobre ella:
https://mujeresconciencia.com/2014/10/22/maria-sybilla-merian-una-valiente-entomologa/

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