La curiosidad humana es ancestral, nació tan pronto como los seres humano. Eso es justamente lo que plantea Carmen Estrada, neurocientífica -y filóloga clásica-, en este ensayo que habla de historia, filosofía y ciencia con igual cariño y rigor. La autora nos recuerda que la ciencia no empezó en laboratorios sofisticados, sino en la mirada curiosa, instintiva y valiente, de aquellos que se atrevieron a preguntar por el mundo.
El título del libro, La herencia de Eva. Del instinto de curiosidad a la ciencia moderna, publicado por Taurus, es una metáfora preciosa que resume muy bien el contenido: la protagonista del mito cristiano toma la manzana sagrada, la come (curiosidad), la comprende (conocimiento) y la comparte (transmisión del conocimiento). Esa es, según Estrada, la ciencia en esencia: un impulso humano profundo muy anterior al concepto moderno de “ciencia”.
La obra se sitúa en un terreno donde el pensamiento humanista se entremezcla con la biología del cerebro, trazando un recorrido que nos lleva desde el principio del pensamiento, donde la ciencia y la filosofía no tenían un límite claro (Pitágoras, Arquímedes, los babilonios...), hasta la ciencia más moderna y contemporánea. El libro nos revela que la ciencia, más que una disciplina fría, es una labor colaborativa, humilde y profundamente humana.
El ensayo también es una defensa apasionada del humanismo científico. Lo que siempre digo, la ciencia y las humanidades tienen que ir de la mano, sí o sí. De este modo, la autora denuncia aquella ciencia vista como herramienta al servicio del mercado o del poder, y reivindica una ciencia más humana, donde la curiosidad, el diálogo y el bien común vuelvan a ser el eje central.
La autora ya merece admiración por sí misma, ya que es licenciada en Medicina, catedrática e investigadora en neurociencia y además se especializó en griego clásico tras jubilarse, hasta traducir la Odisea y escribir sobre mujeres en la literatura. Un curriculum realmente impresionante que nos indica también que sabe de lo que habla. Esa trayectoria múltiple le da al libro una profundidad especial y una voz que siente tanto como que piensa.
Pienso que es otro libro que hay que leer porque conecta ciencia y humanidad de una manera ejemplar ya que enseña que la curiosidad nos hace humanos y que la ciencia es parte de ese viaje; porque habla muy claro e incluso sin formación científica, se lee como una historia que desvela por qué seguimos preguntando; porque despierta esperanza en un tiempo convulso y recuerda que la ciencia, bien entendida, puede ser refugio, compromiso y resistencia; y porque está escrito por una voz compleja y honesta, que ama tanto la biología como la filología y lo cuenta con una gran pasión.
En definitiva, La herencia de Eva es un elogio a la curiosidad, al conocimiento compartido, y a una ciencia que nos pertenece a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario