ACTUALIZACIÓN: La presente entrada no es más que una broma, llámese también inocentada, que salió de mi mente perturbada anoche mientras trabajaba en otro post, en serio, que estoy preparando sobre murciélagos. XD
Hace unos días tuve la suerte de quedar a tomar café con un amigo biólogo, al que prudentemente llamaremos por sus iniciales, B.R.O., investigador del
CSIC y que trabaja en Sevilla en la
Estación Biológica de Doñana, en el grupo dirigido por
Carlos Ibáñez, un grupo encargado de estudiar a los murciélagos en parques y jardines en la ciudad desde 2001. La charla que mantuvimos fue fascinante y me contó un montón de datos curiosos sobre estos maravillosos mamíferos alados que forman parte de la fauna urbana y que nos libran de muchos insectos molestos en verano. Pero lo que más me impresionó fue la línea de investigación que mi amigo está siguiendo, ya que lo hace extraoficialmente, puesto que algunos de sus compañeros no dan crédito a sus investigaciones.
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Parque de María Luisa al atardecer. Fuente |
El caso es que hace unas semanas han aparecido varios perros muertos y desangrados en las calles de Sevilla, sobre todo en la inmediaciones del famoso
Parque de María Luisa. El servicio de recogida de animales muertos rápidamente los ha quitado del medio, y los cadáveres fueron incluso retirados del
Centro de Análisis y Diagnósticos (CAD) en el Complejo de Servicios Ambientales de San Jerónimo de Sevilla. Mi amigo se enteró por casualidad por una chica que fue compañera suya, M.A., y que ahora trabaja en el centro de San Jerónimo y entonces comenzó a interesarse por el caso. El caso es que la chica le comentó que llevaban entrando desde el verano pasado perros desangrados y a las pocas horas se los llevaban de allí por métodos distintos a los habituales. Mi amigo que ya tenía una sospecha acerca de los murciélagos que estudia le dijo a la chica que intentara buscar en uno de esos cadáveres alguna señal de mordisco por pequeña que fuera y efectivamente a los pocos días la chica le confirmó que había encontrado unas finas señales de dientes en dos ejemplares de perro que entraron la noche anterior.
Y aquí es donde entra la investigación de B.R.O., que como se confirme oficialmente va a ser un pelotazo para la ciencia que dará mucho que hablar, ya que está reuniendo un montón de pruebas y datos que afirman que una de las especies más grandes de murciélago que habita en la ciudad (y en toda Europa), el
Nyctalus lasiopterus, ha sufrido algún tipo de adaptación (¿¿o mutación??) que lo ha transformado, de una animal insectívoro a una especie hematófaga, es decir a un chupasangre. Los nóctulos (este es su nombre vulgar) por su tamaño, unos 45 cm de envergadura alar y unos 50 g de peso, también son capaces de capturar al vuelo, normalmente a grandes alturas, pequeños pajarillos. Es cierto que hay murciélagos que se alimentan de sangre, como los vampiros
Desmodus rotundus, una especie sudamericana que bebe la sangre de grandes mamíferos, pero no hay evidencias de que una especie que se alimenta de insectos,y a lo sumo de paseriformes, pase a alimentarse de sangre.
Espero que la investigación de mi amigo, salga a la luz y nos aclare que les ha ocurrido a estos nóctulos para que actúen de esta manera, ya que se me ocurren un montón de preguntas, algunas preocupantes relacionadas con estos hechos: ¿A qué se debe este cambio de alimentación? ¿A una preocupante disminución del número de insectos? ¿Ha ocurrido una mutación en estos murciélagos? ¿Es una mutación inducida por algún producto tóxico, o por la manipulación genética en algún laboratorio? Si están atacando a animales de tamaño de un perro, hasta llegar a matarlos, ¿podrían darse casos de ataques a humanos...?
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Agradecimientos a
B.R.O. y
M.A. por compartir la información que ha hecho posible esta entrada informativa.
B.R.O. ... M.A. ... ¡¡BROMA!! :P
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Fuentes:
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CSIC.
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Junta de Andalucía.
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SECEMU.
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Terra Noticias.
-
Aceytuno.